China desafía a EEUU a golpe de talonario

El gobierno y las empresas chinas invertirán más de 110.000 millones en infraestructuras en Europa, Asia y África

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El gigante asiático hace tiempo que está despierto, pero ahora quiere correr más deprisa. El Foro de las Nuevas Rutas de la Seda ha servido para que el gobierno de China exponga al mundo su ambicioso programa de inversiones en infraestructuras, para ganar influencia no solo en Asia, sino también en Europa y África. La idea no es consolidarse como la segunda economía del mundo, sino desafiar a Estados Unidos con el primer lugar.

El presidente chino Xi Jinping calculó que se invertirán 110.000 millones de dólares en diversos proyectos, algunos en marcha y otros que sólo figuran en los planos. De este monto, ya hay asignados 40.000 millones, y el gobierno anunció una inyección adicional de 70.000 millones, de los cuales 14.500 serán de la administración del Estado y otros 55.000 millones de los préstamos de dos bancos nacionales.

Jinping expuso los planes ante una treintena de líderes mundiales, entre ellos los presidentes de Rusia (Vladímir Putin), Turquía (Recep Tayyip Erdogan) o España (Mariano Rajoy), pero ya algunos representantes como la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, recomendaron invertir en infraestructuras de «gran calidad», que respeten el medio ambiente y mejoren las conexiones de países hoy casi aislados.

Sin embargo, la ausencia de jefes de Estado o Gobierno de los países de Europa del norte, además de grandes economías como Estados Unidos o Japón, denotan cierto recelo aún en Occidente hacia los planes chinos, que algunos ven como un paso más de Pekín hacia su ascenso como superpotencia.

Los principales proyectos del gran salto adelante de China

Ferrocarriles a Europa: China opera una veintena de trenes de carga directos a una varias ciudades europeas como Madrid, Londres, Varsovia o Rotterdam (Holanda). Ahora su objetivo es una red más coordinada que sea una alternativa más rápida (aunque más costosa) al transporte marítimo de sus productos al Viejo Continente.

Corredor China-Pakistán: el gigante asiático pretende ganar influencia en su flanco occidental con ayudas a Pakistán, para que el puerto de Gwadar, en el mar Arábigo, se convierta en una potente zona franca y un polo tecnológico como Shenzhen, al sur del país. Así China podría tener una salida al mar más cercana a los puertos europeos sin tener que atravesar el complicado estrecho de Malaca, siempre infestado de piratas. El proyecto, de 55.000 millones de dólares, incluye ampliar la famosa Carretera del Karakorum, una de las más altas del mundo.

A los 40.000 millones de dólares ya asignados en la Ruta de la Seda, el gobierno chino anunció una ampliación de 70.000 millones 

Puerto de Colombo: el puerto de la capital de Sri Lanka es uno de los ejes prioritarios en el plan, para tener un tráfico más fluido en el Índico y de allí al Pacífico. Este proyecto se paralizó con el cambio de gobierno en la isla, de uno más proclive a un acercamiento a China a otro más interesado en estrechar lazos con la vecina India, pero tras nuevas negociaciones ha vuelto a reanudarse.

Alta velocidad y conexiones: China espera duplicar su red de alta velocidad hasta los 40.000 kilómetros en los próximos 20 años. También invertirá en un tren de estas características entre Yakarta y Bandung, que uniría la capital de Indonesia con uno de los principales centros económicos de Java. El proyecto iba a ser adjudicado a compañías japonesas, pero las empresas chinas fueron más rápidas y ganaron los concursos. Por otra parte, Beijing pretende unir el sur del país con Laos, Birmania, y desde allí crear una red panasiática en el Sudeste Asiático para conectar con Tailandia, Camboya o Vietnam.

Proyectos en África: las empresas chinas están construyendo un ferrocarril entre Nairobi y Mombasa, las principales ciudades de Kenia, que se suma a la carretera que unirá Adís Abeba y Adama, en Etiopía, y el tren inaugurado entre este país y Yibuti. Este pequeño país, en el cuerno de África, acogería un macro centro logístico de productos chinos, un estratégico punto de escala entre Occidente y China.

España no quiere perder el tren chino

España no quiere dejar de morder en el gigantesco pastel chino, y por ello Rajoy se entrevistó con el presidente Xi Jinping y el primer ministro chino, Li Keqiang. Allí pidió que las empresas españolas tengan las mismas facilidades que con que cuentan las compañías chinas que trabajan en el país.

Además consideró que si hay empresas españolas participando se podría disminuir el déficit comercial entre España y China, un objetivo al que cree que podría contribuir que se sacara más partido a la conexión ferroviaria existente entre los dos países, que une las ciudades de Madrid y Yiwu y que es la línea de tren más larga del mundo.

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