Bruselas pone fecha (por fin) a la emisión de eurobonos

La Comisión Europea se da de plazo hasta 2025 para la emisión conjunta de deuda pública. Mientras tanto, apuesta por la creación de eurobonos 'light'

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“No podemos permitirnos esperar a la próxima crisis para actuar”. Así de rotundos se expresan los altos funcionarios de la Comisión Europea (CE) en la hoja de ruta que Bruselas presenta este miércoles para el futuro de la unión económica y monetaria. Este documento, largamente esperado, pone sobre el papel algunas medidas discutidas desde hace años. Con una novedad, Europa se marca por fin plazos concretos: la amenaza de que una nueva crisis pille en cueros al continente está ahí.

En esta especie de libro blanco se establecen dos periodos de actuación, 2017-2019 y 2020-2025. Para el primero el gobierno comunitario, entre otras medidas, incluye la creación de un nuevo instrumento financiero, una suerte de eurobonos light, que permita la emisión de deuda pública europea, pero sin compartir riesgos entre países. Es decir, empaquetando bonos nacionales de distintos Estados. 

Esta propuesta, según el borrador del documento, allanaría el camino para la implantación de los eurobonos propiamente dichos, emisiones conjuntas de deuda pública continental desde el Banco Central Europea (BCE). Sin embargo, para esto la Comisión se da de plazo hasta el 2025, fecha de cierre de este nuevo plan de acción.

Nuevo contexto político

Los pasos dados desde Bruselas no se pueden desligar del nuevo contexto político en el continente. Angela Merkel, tras años de férrea oposición, ha suavizado en los últimos tiempos su posición sobre este tema, en el que Alemania a priori tiene más que perder que nadie.  Por su parte, la victoria de Emmanuel Macron, quien ha proclamado en numerosas ocasiones su apoyo a una mayor integración fiscal y monetaria, abre la puerta a una nueva correlación de fuerzas en el seno de la Unión Europea.

En este sentido, el documento emitido ahora desde la Comisión es claro sobre la urgencia de cambios, ante los efectos evidentes de la última recesión. «Años de bajo o nulo crecimiento han dejado cicatrices en el tejido social, económico y político de Europa. Muchos países están todavía sufriendo el legado de la crisis». Todo ello ha generado «un cuestionamiento extendido del valor añadido del euro», con la mayor presión que ello implica para los dirigentes europeos.

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