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Abanca se anotó 18 millones en ganancias en su último ejercicio gracias a la venta de participadas, un proceso que arrancó como exigencia de Bruselas para el saneamiento de Novagalicia y que la entidad que dirige Juan Carlos Escotet da por concluido, aparcando el calendario de desinversiones fijado para operar con mayor “flexibilidad” y en base a criterios de valor.

Entre las ventas del pasado año, recogidas la memoria anual de la entidad financiera, está el traspaso del 7,96% de Castelao Productions, la heredera de la productora Filmax. Con esta operación, Escotet prácticamente abandona la aventura cinematográfica de las cajas, pues a la salida de Filmax se suma la liquidación de Sempre Cinema Producións y la anunciada venta de la participación de Abanca en Filmanova, la empresa de Antón Reixa.

A medida que el banco vende participadas, cobra más brillo el traspaso de R a Euskaltel. En aquella operación, Abanca obtuvo 204 millones de beneficios, doce veces más que en todas las ventas realizadas durante 2016. La más importante fue la de la pizarrera Cupa, que aportó 14,8 millones de los 18 de beneficio que obtuvo la entidad financiera por desinversiones en ese ejercicio.

Abanca: Las ganancias por la venta de R multiplican por 12 las obtenidas durante todo el año pasado por desinversiones

El dato es también indicativo del escueto valor o de los precios de derribo de otras participaciones ya vendidas. Entre estos traspasos está el del 6,45% del capital de Carey Value Added, un proyecto de las cajas en el sector hotelero que se hilvanó en la antesala de la crisis económica. Carey Value es un fondo de diez hoteles de cuatro y cinco estrellas ubicados en Londres, Bruelas, Ginebra, Nueva York, Washington, Berlín y Colonia. Están gestionados por cadenas como Hotusa, del gallego Amancio López, Marriot, NH o Barceló.

El gran proyecto hotelero nació en 2007 y naufragó, incumpliendo las previsiones y generando fuertes deterioros, también para su imagen, pues el fondo y su primer ejecutivo, el hotelero riojano César Losada, acabaron en los tribunales. Caixabank, por herencia de Banca Cívica, y Unicaja tenían las mayores participaciones en una iniciativa que también atrapó a las cajas gallegas, Kutxabank, Bankia o Liberbank. Abanca vendió el año pasado el 6,45% que tenía en Carey, según consta en su memoria de ejercicio.

La corporación industrial aportó 50 millones de beneficio a Abanca, pero la división inmobiliaria 

Del mismo modo que hizo en 2015 con una parte de su negocio eólico, el banco vendió el año pasado su división fotovoltaica con el traspaso de cinco sociedades: Fotonova Energía, Azimut Energía, Solnova Energía, Tornasol Energía y Solgomar Energía.

La corporación industrial de la entidad, que fue un auténtico quebradero de cabeza para Novagalicia, aportó el año pasado unas ganancias de 50 millones a Abanca. La división inmobiliaria, en cambio, reportó pérdidas de 127,4 millones. Los créditos destinados al ladrillo ascendían a cierre de ejercicio a 582 millones, de los que el banco clasificó como dudosos 124 millones.

 

 

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