José Alberto Barreras se pasa a los chalets de lujo

El empresario vigués, que llegó a estar imputado en el caso Pescanova, invertirá ocho millones en construir chalets de lujo en Madrid

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Empresario vigués afincado en Madrid, socio de Pescanova y significado accionista del Banco Pastor, el curriculum de José Alberto Barreras da una idea de que sus aventuras empresariales e inversoras nunca han sido sencillas. A su hoja de servicios añade ahora una nueva línea a través de Montebalito, una ecléctica sociedad que factura más de 150 millones al año con activos vinculados a la energía, sobre todo renovables, el sector inmobiliario y los hoteles.

Montebalito, donde ejerce como consejera su hija Anabel Barreras Ruano, acaba de anunciar una inversión de ocho millones de euros para levantar promociones de chalets de lujo en Madrid. La empresa ha adquirido tres solares ubicados en la zona de Puerta de Hierro y Arroyo del Fresno. Allí se gastará José Alberto Barreras 5,5 millones para construir viviendas unifamiliares para clientes adinerados.

Montebalito vendió activos en Francia y Brasil para realizar las nuevas inversiones en chalets de lujo en Madrid

Estos proyectos se suman al que la compañía ya ha emprendido en la zona de Arturo Soria, también para chalets, al que destinará 2,5 millones más. Para lograr caja en su vuelta al ladrillo doméstico, Montebalito ha vendido dos activos inmobiliarios que tenía en Francia y otro de Brasil, que le reportaron unos 3 millones de euros.

La compañía ha pasado tiempos tan difíciles como los del propio José Alberto Barreras, que llegó a estar imputado, aunque de manera fugaz, por usar información privilegiada y vender acciones antes de que estallara la crisis de Pescanova. El caso quedó en nada.

Montebalito, en cambio, las pasó canutas. Tanto que el propio empresario tuvo que prestar a la compañía tres millones de euros para atender a las deudas que mantenía con Sareb. En los últimos años, la empresa acometió un proceso de saneamiento que le permitió limpiar el 70% del pasivo, la mayoría en manos del llamado banco malo y del Santander. En 2014, la compañía zanjó sus problemas con ambas entidades abonando 14 millones de euros de los 24,4 que debía y pactando una quita para el resto.  

 

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