Indra convive con 17 fondos buitre que presionan para que cotice por debajo de 10 euros

Las plusvalías de Marshall Wace, apostando a la baja, anima la entrada de otros 'hedge funds', que suman 20 millones de acciones de la tecnológica a corto, el 12% de su capital

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La entrada en tromba de los fondos oportunistas ha dejado a Indra –la empresa controlada por el Estado, a través del 20% de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI)– al vaivén de los movimientos especulativos, con el objetivo de que cotice dentro de un margen controlado para sacar unas suculentas plusvalías en el menor tiempo posible. El 12% del capital acumulado en esta operativa juega a favor de sus intereses.

Y lo hace en un momento complicado. El propio Estado, su principal accionista, le acaba de arrebatar uno de los contratos que parecía tener casi asegurado desde siempre, como era el recuento de las próximas elecciones generales del 20-D. De no prosperar el recurso presentado por Indra ante la adjudicataria, la Dirección General de Política Interior, será la UTE formada por la madrileña Tecnocom y la catalana Scytl la que se quedará con el contrato de casi 12 millones de euros.

De 9 a 11 euros, y viceversa

A la vista de los datos, la estrategia de los ‘hedge funds’ resulta evidente. La tecnológica –todavía presidida entonces por Javier Monzón, antes de que fuera reemplazado por Fernando Abril-Martorell– cerraba 2014 cotizando a 8 euros e inició el presente ejercicio a un buen ritmo, hasta lograr una revalorización superior al 41% a finales de abril, por encima de los 11 euros.

Pero, justo un mes después, las compras y ventas de estos fondos lograron que cayera hasta 8,8 euros. En julio volvieron a la carga. Permitieron que volviera a superar los 11 euros para que dos meses después, en septiembre, cayera de nuevo por debajo de 9 euros. Y ahora andan en las mismas. Han entrado en una tercera ronda. Primero, comprando las acciones para subir el valor, para después proceder a las ventas selectivas.

Marshall Wace lleva la voz cantante

El fondo Marshall Wace, uno de los más activos en la bolsa española en operaciones a corto, se ha convertido en el principal valedor de que la cotización de Indra quede atenazada en esta espiral. Y sus rendimientos no han pasado desapercibidos para otros. Hasta cinco fondos (TT International, Citadel Europe, JP Morgan, Oxford Asset o Ako Capital) han seguido sus pasos entrando por primera vez en esta operativa entre mayo y agosto de 2015.

Y lo han hecho de manera muy significativa y creciente, hasta sumar lotes de entre 1 y 2 millones de acciones, aunque sin llegar a los más de 3 millones de títulos en operaciones cortas que suma ya Marshall Wace. Otros fondos, como AQR, Worldquant o Capewiew, que habían entrado a corto a finales de 2014, también están comprando acciones a principios de octubre, como se puede comprobar en los datos actualizados en la web de la CNMV.

En el caso de Marshall Wace, la estrategia salta a la vista. Después de deshacer posiciones, hasta dejar su posición a corto en el 0,44% del capital de Indra, lleva dos meses comprando acciones sin parar, hasta sumar esos más de 3 millones de títulos representativos del 1,84% del capital que actualmente atesora.

Reducir las pérdidas al final de año  

Mientras se suceden estos movimientos especulativos en bolsa y, al margen de no obtener el contrato para el recuento del 20-D, Indra ha resultado adjudicataria en las últimas semanas de otros contratos, con clientes como la Dirección General de Tráfico o la Agencia Especial Europea, con el objetivo de mejorar la cuenta de resultados al final de 2015, tratando de amortiguar la caída del 5% en el volumen de ingresos registrada al término del primer semestre.

No obstante, el cierre será malo a la vista de los 436 millones perdidos hasta junio, que invertían la tendencia del mismo periodo de 2014, cuando sumaba beneficios de 60 millones. Y todo con una deuda que, en seis meses, se incrementaba de 663 a 825 millones por el apalancamiento de las compañías del grupo en España.

1.750 empleos menos

Para tratar de dar la vuelta a esto números, el nuevo equipo de Indra se ha puesto sin demora a ejecutar las decisiones que permitan cumplir con el plan estratégico hasta 2018, con crecimiento de ventas entre el 2,5% y el 4,5% anual, alcanzar un ebitda recurrente de hasta el 11% en 2018, una generación de cash flow de unos 200 millones en esa fecha y alcanzar un ratio de deuda de una vez el beneficio bruto de explotación.

Un plan que, a nivel laboral, ya se ha sustanciado con la extinción de 1.750 puestos de trabajo contemplados en el ERE que debe finalizar antes del 31 de diciembre de 2016.

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