El fraude de los diésel mata a 11.400 europeos al año

Las emisiones contaminantes de los motores diésel no reconocidas por los fabricantes causan hasta 11.400 muertes al año sólo en Europa

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Los fabricantes de vehículos diésel han mentido y mienten sobre las emisiones contaminantes de sus coches y furgonetas. Esto, más allá del fraude que supone ante el consumidor, tiene consecuencias directas sobre el aire que respiramos. Y, por consiguiente, sobre la salud de la población en general, sea cliente o no de marcas como Volkswagen (VW), Mitsubishi, Honda o Mercedes, algunas de las responsables de este tipo de prácticas. Hasta ahora, el escándalo del dieselgate había sido analizado desde un punto de vista empresarial o incluso jurídico, pero faltaban números concluyentes sobre su efecto en la salud de las personas.

Un estudio internacional publicado esta misma semana en la revista científica Nature aporta datos sorprendentes. Las emisiones de óxido de nitrógeno (NOx), principal gas contaminante de los motores diésel, provocaron en 2015 más de 107.600 muertes en todo el mundo, de acuerdo a una investigación en la que se analizaron tanto coches como furgonetas, autobuses y camiones con este tipo de motor en once mercados globales, incluidos China y la Unión Europea (UE), los principales afectados.

De ese total, un 36% corresponden directamente a las emisiones no declaradas por los fabricantes. Es decir, al exceso de polución no recogido en las pruebas oficiales de estos vehículos y descubierto en la conducción real en carretera. Un desfase al que se atribuye, según el estudio elaborado por el Consejo Internacional de Transporte Limpio (Iccti, por sus siglas en inglés) con la colaboración de diversas universidades de prestigio, la responsabilidad de hasta 38.000 enfermedades y muertes prematuras. De ellas, hasta 11.400 tuvieron lugar solo en la UE. Fallecimientos, destacan los investigadores, evitables si los fabricantes se ajustasen a la legislación vigente.

Emisiones diésel: el exceso de NOx no declarado por los fabricantes causó en 2015 hasta 38.000 enfermedades y muertes prematuras en el mundo

Este análisis confirma de nuevo un fraude que se mide en toneladas de gases contaminantes emitidos; 13,2 millones de toneladas de NOx lanzados a la atmósfera, frente a los 8,6 millones que reconocen los fabricantes. Pero que, por encima de todo, se traduce en patologías leves, como pueden ser diversos tipos de alergias o problemas en los ojos, y también en enfermedades de riesgo vital, como problemas cardiovasculares, respiratorios, ictus o cáncer de pulmón.

La factura de esta pandemia del último siglo, como enfermedad a nivel global relativamente reciente, no repercute sin embargo en los principales beneficiarios de la venta de los vehículos diésel, los fabricantes. Sí recae en cambio en los ciudadanos y las arcas públicas, ante el elevadísimo coste que tiene para los sistemas sanitarios de los diferentes países el tratamiento de estas enfermedades.

27.000 millones anuales para Europa

En una regla de tres que da una idea sobre el impacto económico del exceso de emisiones diésel en Europa, se puede hablar de una factura de hasta 27.000 millones de euros anuales por el NOx no declarado. En 2015 un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) cifró en 1,4 billones de euros anual el coste para el continente de la contaminación que flota sobre sus ciudades.

Este dato proviene de las más de 600.000 muertes prematuras que se dan cada año en los países de la región por la mala calidad de su aire. Así, bajo este sistema de medición, se puede calibrar el coste económico aproximado de las 11.400 vidas truncadas por las emisiones diésel no oficiales. 

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