El presidente de Monbus, frustrado porque no lo recibía Feijóo y solo hablaba con Rueda

Pilar de Lara sospecha que Raúl López intentó utilizar al presidente del Consello Consultivo, José Luis Costa Pillado, para cambiar la nueva normativa de transporte público de Galicia

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«Es uno de mis desencantos, que no me ha querido recibir ni como empresario ni como (presidente del) Obradoiro». Así se expresó Raúl López, el presidente de Monbus, ante Pilar de Lara, reconociendo la frustración que le producía que Alberto Núñez Feijóo no accediese a relacionarse con él.

El presidente de la Xunta, de hecho, «nunca» quiso reunirse con López, según reconoció el jefe de Monbus en su declaración ante la magistrada que forma parte del sumario de la operación Cóndor. Su interlocutor de mayor rango en San Caetano es el vicepresidente autonómico, Alfonso Rueda, con quien dijo tener «buena relación».

Un amigo en el Consello Consultivo

El interrogatorio, que se prolongó durante més de seis horas, abordó las conversaciones con la Xunta en relación al anteproyecto de ley de fomento del transporte público en la comunidad, que todavía no ha sido aprobada. La jueza se centró en la «amistad» que el industrial admite con el presidente del Consello Consultivo, José Luis Costa Pillado, y dirigió sus preguntas al «asesoramiento» que éste le pudo prestar en lo relativo a esa norma,

En este sentido, utilizó llamadas entre ambos en las que hablan de «papeles» y consultas para dar por hecho que el responsable del órgano estatutario le explicó «cómo plantear» el asunto a Rueda «para que lo elevase al Consultivo» y desde allí procurar una solución a sus demandas. Esta interpretación fue rechazada por López, quien, en todo caso, matizó que era «un tema para el sector» del transporte interurbano y no «un tema personal».

Preguntado sobre si las gestiones de Costa Pillado fueron agradecidas por su parte con algún tipo de obsequio, el presidente de Monbus terminó admitiendo que le regaló «una botellita de vino» pero reiteró sus negativas a que le hubiese facilitado documentos o realizado algún trámite.

Contactos con Fomento

La jueza se interesó por los vínculos de López con un técnico del Ministerio de Fomento que «colaboraba» con Monbus con «información» sobre concursos y por el hecho de que su hijo fuese contratado por una de las empresas del grupo. Al respecto, el empresario dice no saber si el hijo de este funcionario se encuentra entre los «1.500 trabajadores» del Grupo Monbus.

Tampoco aporta información sobre la firma de un contrato de la Armada con Monbus para el transporte de militares de la brigada paracaidista que se firmó como línea «discrecional» a pesar de ser «regular». Lo que negó es que tras esta adjudicación, o de cualquier otra, haya «regalos» de la empresa a funcionarios o políticos. «Antiguamente se hacían (…), pero desde que salió esa norma hemos cortado y no hay regalos de ningún tipo», sostuvo.

Estás siendo «impru»

A continuación, en la sala se escuchó una conversación telefónica entre él y su director general, Francisco Javier C.M.G., en la que este último alude a un jamón ibérico para el técnico de Fomento y el propio López le advierte de que está siendo «impru». Con todo, aseguró no tener «constancia» de que finalmente se hiciese ese agasajo y alegó que él no es responsable de la zona de Madrid, sino que lo es su directivo.

Esa prudencia de Raúl López en las llamadas queda patente en otra conversación, esta vez con la directora del Palacio de Congresos de Santiago –que gestiona una de sus empresas–, pues le advierte de que están hablando por «teléfono» cuando ella menta un sobre de dinero. «A lo mejor me entró otra llamada», justificó López ante Pilar de Lara el motivo por el que se puso fin a la charla.

Está todo declarado y facturado

Acerca de los casi cinco millones de euros de dinero ‘b’ que Monbus habría recibido de InterRías entre 2008 y 2014, Raúl López negó que fuese dinero negro y que se justificase a través de facturas falsas. «Le puedo prometer que todo está debidamente facturado y declarado», trasladó a la jueza, antes de indicar que «no es la única agencia de viajes que paga en efectivo».

Preguntado sobre si conocía que InterRías estaba defraudando a Hacienda, también aseguró que «no». «Si yo lo sospechara, a lo mejor hasta dejaría de trabajar con ellos. Pero yo, lógicamente, soy responsable de mi empresa y ya le digo que, seguro, salvo error humano, todo está hecho con arreglo a la ley», recalcó, después de numerosas ocasiones en las que rechazó que en sus compañías hubiese «irregularidades».

«Mi padre me enseñó a ser honrado y trabajador»

Tras responder a todas las preguntas de la jueza –muchas de ellas alegando desconocer el asunto– y del fiscal, el empresario dedicó unos minutos para reivindicarse como «una persona trabajadora, honrada» y que no busca «defraudar ni hacer cosas ilegales». «Si algún error he cometido, ha sido sin mala intención y creyendo que era todo legal», proclamó.

Al inicio de su declaración ya había explicado a De Lara que su padre, que era «limpiabotas», le había enseñado a ser «honrado y trabajador» y a «pagar lo que debía». «Presumimos de ser muy serios», concluyó, en relación a la forma de trabajar de las empresas de su grupo.

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