Así es el plan estrella de Navantia para Ferrol

El astillero público prevé una inversión millonaria para la construcción de un dique cubierto que mejorará notablemente la operatividad de las instalaciones

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El frente marítimo de Ferrol será en unos años muy distinto a lo que conocemos ahora. Al menos eso es lo que pretende Navantia si se cumplen sus planes para el astillero público. Este martes, la empresa que preside José Manuel Revuelta ha dado a conocer a los representantes de los trabajadores sus planes para modernizar y reorganizar las intalaciones industriales en el entorno de Caranza.

La principal novedad es la constucción de un dique seco cubierto que reemplazaría a las gradas actuales y que dejaría para siempre en un cajón la petición del dique flotante. Sus dimensiones –se habla de 360 metros de largo por 65 de ancho– permitirían trabajar en varios buques al mismo tiempo. Los sindicatos, incluso, van más allá y reclaman que sea una infraestructura polivalente.

Según apuntan, como ya sucede en otros astilleros, el dique se podría dividir en varias partes, de tal manera que, al tiempo que se trabaja en la construcción de una fragata, pueda emplearse para cadenas que, como recuerdan desde el comité, «es el único área con posibilidades de futuro y que a día de hoy está en números negros».

Trámites en marcha

De momento, la empresa pública no tiene concretado el diseño final, ni tampoco el millonario presupuesto que requerirá, aunque ya avanza algunos trámites con la Xunta. Concretamente los relacionados con cuestiones medioambientales. Y es que, debido al relleno que se tendría que realizar en la zona ahora en desuso conocida como la pradera y al dragado para dar calado al dique y sus márgenes –que se emplearían como línea de atraque–, la afección al entorno de la bahía de Caranza es «considerable».

A eso hay que sumar el movimiento de instalaciones. Está previsto que se aproximen al nuevo dique los talleres auxiliares y de montaje, mientras que el resto se mantendrán en su actual ubicación. Desaparecerán, eso sí, las actuales gradas para dar paso a los nuevos talleres.

La guinda del pastel

Como señalan los trabajadores que tuvieron ocasión de conocer el proyecto, el dique cubierto «facilitará muchísimo el trabajo» lo que, sumado a los medios de elevación –que ahora están siendo un handicap en la grada– y el resto de servicios, contribuirá a mejorar notablemente el proceso de construcción, así como a ahorrar costes y tiempo. «Será ponerle la guinda al modelo integrado», añaden.

Los planes de Navantia están estrechamente ligados al programa de las nuevas fragatas F-110, cuyo contrato está todavía a la espera de Defensa. Según las previsiones que maneja el astillero público, la construcción del nuevo dique conllevaría entre ocho y diez años de obras, por lo que no estaría operativo hasta el año 2025, coincidiendo así con la construcción de la última de las cinco nuevas embarcaciones.

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