Adolfo Domínguez duplica su valor en bolsa entre movimientos especulativos 

En tres sesiones, más de un millón de títulos de la textil han cambiado de manos, en torno a un 12% del capital; los títulos superan por primera vez en dos años los 6 euros 

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La decadencia de Adolfo Domínguez en bolsa finalizó con la entrada de 2017, curso en el que las acciones de la texil gallega han elevado su valor más de un 90%. La capitalización de la compañía del modisto ourensano ha pasado de los 30,4 millones a comienzos de año a casi el doble, los 57,6 millones que marca actualmente.

La mejoría registrada desde la presentación de resultados del tercer trimestre, que fueron malos pero mostraron una reducción del 28% en los números rojos, se convirtió en un terremoto en las útimas tres sesiones de la semana. En tres días, Adolfo Domínguez movió en torno al 12% de su capital en bolsa.

El miércoles cambiaron de mano 630.000 títulos, mientras que el jueves y el viernes la negociación superó las 200.000 acciones. Algo extraordinario, casi una tormenta, para una empresa con escaso capital circulante en bolsa, en torno a los 50.000 títulos diarios, y con un comportamiento de lo más aburrido en los últimos años.

En los valores previos al batacazo

Los movimientos especulativos en torno a la compañía que fuera buque insignia de la familia Domínguez han servido para que los títulos recuperaran valores de hace tres años, por encima de los 6 euros. Era la cuantía a la que se intercambiaban las acciones en 2013 y 2014, cuando Adolfo Domínguez mostraba ya una evidente debilidad en su cuenta de resultados y empezaba a reducir a marchas forzadas la red de tiendas.

Y también han servido para alimentar las especulaciones, pues en el sector se manejaba la idea de una posible venta. Incluso se atribuía a Mango un interés por adquirir Adolfo Domínguez que la compañía de Isak Andic rechaza.

Tensiones internas

El repentino ascenso de la textil gallega en bolsa, acrecentado en parte por su escaso tamaño en el parqué, no solo coincide con la reducción de pérdidas y el incremento de la facturación que registró en el tercer trimestre del año. También acontece en un periodo de fuertes tensiones internas.

Adolfo Domínguez remodeló por completo su cúpula, dando carpetazo a la estapa de Estanislao Carpio como consejero delegado y relevando a varios consejeros, entre ellos, la directiva de Google Fuencisla Clemares o el ex de Inditex Juan Antonio Chaparro.

Como contrapartida, diseñó un consejo a su medida, incorporando afines y personas, a priori, un tanto alejadas del sector. Dio asiento al catedrático de Hacienda Pública Luis Caramés, ex consejero de Sacyr, al periodista José Manuel Rubín y al doctor en Medicina José Luis Temes.

La zona de control

De ese consejo salió por sorpresa el único representante de la familia Puig, el segundo accionista con un 14,8% del capital. Las tensiones internas entre los accionistas significativos, que acumulan seis años sin recibir dividendo, conviven con un contral no del todo férreo de Adolfo Domínguez, pues suma el 31,5% del capital.

Sin embargo, los Puig (14,8%), el dueño de Mayoral (5,4%), la aseguradora familiar catalana La Previsión Mallorquina (7,5%) y la familia valenciana Noguera (10,2%), en definitiva, el resto de accionistas de referencia, alcanzan el 37,9%. 

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